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jueves, diciembre 21, 2006

Cuento de Navidad (3a Parte) 



Por ese motivo los hermanos nunca se felicitaban el cumpleaños, a lo sumo se llamaban por Navidad, para desearse felices fiestas y sentirse un poco más culpables por comunicarse sólo una vez por año. No era agradable.

Pero su cumpleaños seguía siendo especial… a Lourdes poco le importaban el resto de días de año, le gustaba trabajar cuando nadie quería hacerlo, disfrutar de la paz del archivo sin otras personas que sólo veían en las paredes repletas de archivadores una cárcel de tinta y papel.

Sólo había pasado un cumpleaños fuera del archivo. Cuando iba a cumplir 40 años, sus amigas de la facultad de biblioteconomía le habían regalado un viaje a Salvador de Bahía para Navidad. Y, precisamente, el día 23 de diciembre tres años atrás, Lourdes conoció a la única persona que había sido capaz de romperle toda y cada una de sus barreras.

Cuento de Navidad (2a Parte) 



Su cumpleaños le hacía sentirse especialmente feliz.

Cada 23 enero se levantaba temprano, se hacía un buen desayuno e iba a trabajar como si fuera el primer día. Le parecía que ese día podía suceder cualquier cosa. Su madre, cuando era pequeña, rompía la estricta disciplina con la que educaba a sus hijos, para dar a sus pequeños un día de ensueño cada vez que cumplían años.

Procuraba que ese día fuera especial, mágico, una ocasión para que lo menos esperado pudiera suceder. Y procuraba también que los otros hermanos tuvieran bien claro que eso sólo le sucedía al que cumplía años, y hacía aun más estrictas sus exigencias habituales, y era más inflexible ante cualquier alteración de la norma.

Lourdes recordaba un cumpleaños de su hermana mayor Carmen en el que su madre le había dado a ella y a su hermano una sopa de pan para cenar mientras su hermana comía crema de marisco y pastel de chocolate.

Cuento de Navidad (1a Parte) 



Aquel día era especialmente frío en el archivo municipal.

Las páginas de los libros del registro y los frágiles planos resbalaban entre los finos y suaves dedos de Lourdes. La humedad del papel de arroz contrastaba con sus cálidas manos, era una mujer de articulaciones calientes y mente fría.

Ella había pedido expresamente el traslado al archivo. Quería trabajar en un lugar tranquilo y fresco. Solitario, donde nadie le dijese lo que tenía que hacer o le marcase un ritmo de trabajo por encima del lento y constante quehacer de su metabolismo.

Y aquella mañana estaba contenta, muy contenta.

sábado, diciembre 16, 2006

Para ti 



Piensa en mí
Luz Casal

Si tienes un hondo penar, piensa en mi
Si tienes ganas de llorar, piensa en mi
Ya ves que venero tu imagen divina
Tu parvula boca, que siendo tan nina, me enseno a pecar

Piensa en mi cuando sufras
Cuando llores tambien piensa en mi
Cuando quieras quitarme la vida
No la quiero para nadaPara nada me sirve sin ti

Piensa en mi cuando sufras
Cuando llores tambien piensa en mi
Cuando quieras quitarme la vida
No la quiero para nada
Para nada me sirve sin ti

Piensa en mi cuando sufras
Cuando llores tambien piensa en mi
Cuando quieras quitarme la vida
Para nada, para nada me sirve sin ti

miércoles, diciembre 06, 2006

A veces... 


A veces pensamos que podemos prever lo que va a ocurrir, que sabemos lo que va a suceder.

Que tal vez tenemos el control sobre lo que hacemos, sobre las consecuencias de nuestros actos.

Por suerte, la sorpresa sigue esperando detrás de cada esquina.

Creo que voy a tener un buen año.

Las piezas encajan.

Es difícil entrar en detalles, pero todo va encajando,

gracias.

PD Ya soy un año más vieja.

sábado, diciembre 02, 2006

25, 26, 27 



Gracias a la vida
que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros
que cuando los abro,
perfecto distingo
lo negro del blanco,
y en el alto cielo
su fondo estrellado
y en las multitudes
el hombre que yo amo.

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