Miscelanea de Mantis

Él
Hace ya años que está todo claro. Tal vez eso haga más fáciles las cosas.
Hubo un día en el que ambos tuvieron una oportunidad, pero pensaron (pensó ella), que el riesgo no valía la pena, y abortó la relación.
Desde entonces todo es ficticio, aunque haya encuentros reales.
Todo es virtual, aunque estén cerca.
Qué pueden hacer las palabras cuando no hay hechos?
Sólo quedaron los recuerdos y a cada uno, a su manera, le resulta positivo mantener los despojos de aquello que ni tan siquiera llegó a ser.
Donde hubo fuego quedan brasas.

Ella
Sabe que de algún modo están atados. Tal vez sea la pulsera, tal vez sean los santos, tal vez la promesa que un día le hizo en un lugar sagrado.
Pero el caso es que siguen unidos.
Sabe que cuando altera su consciencia, especialmente cuando fuma marihuana, lo siente cerca. Ha llegado a tener alucinaciones, a notar su presencia. Es extraño.
El contacto es lento pero denso. Duele, pero cura. En el pecado está la penitencia.

Un año más es primavera, tiempo de desequilibrios, polen y alergias.

En mi caso supone el final de un largo invierno, de un período en el que muchas cosas han cambiado y ya no volverán a ser como antes (puedes unir los trozos de un jarrón roto, pero ya no volverá a ser el mismo).

Me sigue doliendo Eliesell, en su celda. La obsesión superada por Javier. La vulnerabilidad descubierta en forma de papilomavirus. Las ganas de fugarme. Cómo encontrar el equilibrio sin satisfacer el deseo.

Pero, por suerte, mientras algunos esquemas caen, otros se afianzan.

Me alegro mucho de tenerte cerca.


Esta primavera
Silvio Rodríguez

La primavera se demora tanto
que voy a olvidar que estuvo ayer,
cuando regrese su emoción de árbol
no me acordaré de florecer.

Confundiré tus senos con su trino
y en vez de cantar te besaré
tu cuerpo me parecerá un suicidio
y de fecundarlo moriré.

Jamás sabré si soy dichoso
si maravilloso o si terrible,
y no sabré lo que termina
o recién camina o lo imposible.

Esta primavera puede hacerme enloquecer.

Tras un mes bastante horrible, por fin he comprendido (y aceptado) que lo que me pasa no es nada extraño, simplemente es una de las posibles consecuencias que puede tener el relacionarse íntimamente con otras personas.

Siempre he mantenido relaciones seguras y mi sexualidad ha sido responsable. Creo que tal vez por eso, al principio me costó tanto asumir que había dado con una enfermedad venérea. Desconocía que algunos virus, como el papiloma o el herpes, se transmiten por la piel y, por tanto, aunque el preservativo preserve no puede evitar que el contagio se dé.

Por suerte, las enfermedades que se transmiten por la piel no suelen tener grandes complicaciones si se tratan adecuadamente, pero dejan a los individuos que las padecen con una sensación de rechazo, culpa y aislamiento bastante desagradable.

En el fondo, aunque lleves años afirmando en voz alta tu opción sexual, siempre hay una parte de ti (resquicios de una moral cristiana) que sigue pensando que estás haciendo algo incorrecto y, por tanto, cuando te toca algo así crees que te lo mereces, que podrías haber hecho algo para evitarlo.

Pero no es correcto. Lo que está en la mano de uno es protegerse de las enfermedades de transmisión sanguínea y en eso sí que se puede (y se debe) exigir responsabilidad.

El resto, son heridas de guerra.

PD Gracias a todos los que en estos días se han preocupado por mí.

Mambrú Se Fue A La Guerra
Canción popular

Mambrú se fue a la guerra,
mire usted, mire usted, qué pena.
Mambrú se fue a la guerra,
no sé cuándo vendrá,
Do-re-mi,
do-re-fa.
No sé cuándo vendrá.
Si vendrá por la Pascua,
mire usted, mire usted, qué gracia.
Si vendrá por la Pascua
o por la Trinidad.
Do-re-mi,
do-re-fa.
O por la Trinidad,
La Trinidad se pasa,
mire usted, mire usted, qué guasa.
La Trinidad se pasa.
Mambrú no viene ya.
Do-re-mi,
do-re-fa.
Mambrú no viene ya.