jueves, enero 06, 2005
Año nuevo, casa nueva
Esta semana me mudo, he encontrado un precioso y amplio apartamento en el centro de la ciudad. Llevo varios días ordenando toda mi vida material en cajitas de cartón y sorprendiéndome cada poco de lo mucho que es capaz de almacenar el ser humano.
El año nuevo me ha traído los ánimos ilusorios que ofrecen 12 meses sin estrenar, pero, sobre todo, ha hecho que me entren muchas ganas de hacer limpio y liquidar asuntos pendientes que, como el pescado pasado, empiezan a desprender un cierto tufo a inutilidad.
Por otro lado, he empezado el año con un bonito reencuentro; mi más antiguo amante, del que hace algo más de 10 meses no tenía noticias, ha regresado de su paréntesis paramatrimonial con el alma más bandida que nunca. Lo vi hace pocos días y tuvimos un encuentro de lo más normal, como si no hubiera pasado tanto tiempo desde nuestra última fechoría. Invitó a un amigo suyo a degustarme y revisitó todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo.
Una buena forma de comenzar el año, sólo falta que me toque la lotería mañana...