sábado, agosto 02, 2003
El mensajero
Hace cuatro días me llamó un mensajero que tenía un paquete para mí. Por azares de la vida resultó que no encontraba la dirección donde debía dejarme el envío y necesitaba que le diera más indicaciones. Esa mañana hablamos varias veces por teléfono y en cada conversación lo profesional fue dejando paso a lo personal.
Finalmente, decidió traerme el paquete a las 10 de la noche. Mi curiosidad por conocerle había ido aumentado con el paso de las horas y deseaba ver qué persona se escondía detrás del teléfono. Mis expectativas se vieron cumplidas cuando un chico muy atractivo entró por la puerta con cara de curiosidad.
Nos invitamos a una cerveza en un bar cercano y empezamos a conocernos. Nuestras diferencias eran (son) muchas, pero las relaciones de amantes no necesitan entendimiento sino curiosidad y atracción.
Ayer pasamos nuestra primera noche juntos y fue hermosa.
Finalmente, decidió traerme el paquete a las 10 de la noche. Mi curiosidad por conocerle había ido aumentado con el paso de las horas y deseaba ver qué persona se escondía detrás del teléfono. Mis expectativas se vieron cumplidas cuando un chico muy atractivo entró por la puerta con cara de curiosidad.
Nos invitamos a una cerveza en un bar cercano y empezamos a conocernos. Nuestras diferencias eran (son) muchas, pero las relaciones de amantes no necesitan entendimiento sino curiosidad y atracción.
Ayer pasamos nuestra primera noche juntos y fue hermosa.